13 de junio de 2008

Octava etapa

Octava etapa: Ponferrada-Fonfría.

Ayer, salimos a cenar con nuestros compañeros de habitación, Robi, canadiense, tiene cerca de la cincuentena, es fotógrafo, un tipo alegre y de buen humor; el otro compañero se llama Robbi, es de mediana estatura, cabellos largos y rondará la cuarentena, es originario de la Isla de Man, nos contó que hace todo tipo de deportes,- y me lo creo, porque la etapa que se marcó ayer es casi de un profesional, 40 Km. a pie con el puerto de Foncebadón, de por medio, una máquina-. Fuimos a cenar a la Asociación del minero, pasta y tortilla de patatas, ¡un escándalo de cena!, -recomendable-, a las 10 de la noche cierran el albergue, así que, nos damos prisa en llegar que hay que descanar.

Duermo de lo lindo, descanso y recupero. Ya, de mañana, suena el despertador y ninguno de los cuatro quiere ser el primero en levantarse, pero alguien tiene que hacerlo, Tadeo toma la iniciativa. Después de apañar el equipo nos despedimos de nuestros amigos, echamos unas fotos y nos deseamos buen camino.

Nos ponemos en marcha, lo primero es desayunar le digo a Tadeo, llegamos a la plaza del reloj, donde nos preparan un estupendo desayuno. Aquí, comienza a llover, así que decidimos enfundarnos los chubasqueros,- que ya no nos quitaremos en todo el día-.

Salimos de Ponferrada subiendo ligeros collados y rodeados de vides, el camino está lleno de barro que hace estragos en las máquinas y nos pone guapos para el resto del día. Continuamos, las sensaciones son buenas, nos cruzamos con cuatro bicigrinos que acaban de empezar el camino y desgraciadamente, ya tienen problemas con los soportes de las alforjas, cruzamos unas breves palabras y seguimos, la temperatura es fresca y llueve moderadamente pero de forma continua, aquí el Camino discurre paralelo a la antigua nacional seis.



En este tramo rodamos por el arcén habilitado para los peregrinos, el paisaje es todo un espectáculo, llevamos el río Valcarce a nuestro lado, -baja repleto de agua-, y así con las imágenes del río y su gratificante sonido llegamos hasta Vega de Valcarce, aquí, paramos a por nuestro segundo desayuno, nos ha llovido toda la mañana y este descanso recompone las maltrechas fuerzas y además intuyo que el puerto no debe estar muy lejos, así que, comemos, bebemos y cogemos algo de calor, además de colocar un nuevo sello en nuestra credencial.

A partir de aquí, subimos unos pocos kilómetros de forma suave y por carretera. Alcanzado este punto, el Camino gira a la izquierda dejando la nacional seis y descendiendo hasta el río que cruza el pequeño pueblo de Hospital (680m), cruzamos de nuevo el río y la intuición me dice que este paso marca el inicio del puerto, así, que me voy preparando mentalmente para lo que pueda venir. No me equivoco, comienza el puerto con rampas de cierta dureza y bajo una cortina de agua, la vieja carretera comienza a serpentear entre un frondoso monte, por el momento las sensaciones son buenas, así que, me lo tomo con calma.

En este punto me he distanciado de mi compañero, aquí, uno sólo puede encomendarse a la paciencia y así, vamos tirando, muy poco a poco. Llueve de forma continua y alguna racha de viento hace acto presencia, he puesto un ritmo suave pero a pesar de ello hay que meter la palanca y todo el desarrollo, lentamente ganamos metro a metro al puerto y ese pensamiento nos da empuje para seguir.

Las rampas se suceden, curvas a ambos lados, veo que arriba,- donde me alcanza la vista-, hay niebla, vaya tiempo, - me digo-, en algún momento consigo abstraerme del esfuerzo y disfruto con el paisaje, la verdad es que esta zona es una belleza natural y la lluvia, a pesar de todo, lo hace, si cabe, más espectacular. Robles, matorrales, mucho brezo y alguna flor pueblan estos campos, el color del paisaje es una estampa otoñal impresionante, aquí, la lluvia se va colando por todo el cuerpo y noto como la humedad se agarra a mis pies, el cubre funciona, pero después de 40 Km. bajo la lluvia, los pies están empapados.

Sigo subiendo, bebo y respiro profundamente, noto que el cuerpo coge temperatura debido al esfuerzo, aprieto los dientes y sigo subiendo, adelanto a duras penas a un peregrino y es que las rampas no permiten ir mucho más rápido que una persona a pie, aquí las rampas se endurecen y me obligan a levantarme del sillín, voy con todo y aun así la peregrina me va ganando terreno, -no puede ser-, me digo, me está alcanzando, y es que, subo a 5 km/h durante bastante rato, más adelante la pendiente me da un respiro y puedo sentarme y cambiar la posición, de nuevo, bebo, respiro y me “encabrono”, sigo tirando, llego al cruce de Faba, -aquí hay una opción de desviarse a un albergue-, pero decido seguir con la faena, así que tiro a la derecha dirección O´ cebreiro.

Aquí la pendiente es inhumana, son unos 250m que me obligan a ponerme de pie, balancearme y tirar de brazos, -¡pero esto no se acaba!-, - me digo extrañado, vuelvo a subir a 6 km/h, –un infierno-, para colmo vuelvo a ver a la peregrina acercarse,- vaya presión-, me exijo y sigo subiendo, realmente no sé cuánto me queda, pero en cada curva busco el final del puerto, con cierta calma e impaciencia alcanzo un verdadero descanso y retomo el aire, adelanto a un bicigrino justo antes de cruzar La laguna de Castilla (1170m), cruzo el pueblo buscando el final y me encuentro de frente con otra rampa, sigue lloviendo, meto todo y a sufrir, -me digo-, después de varios Km. veo lo que parece realmente la cima del puerto, la niebla lo envuelve todo y no para de llover, una vez arriba el aire entra fuerte, voy un poco tocado, pero la idea del descenso me da fuerzas para continuar, atravieso el pueblo de O cebreiro (Lugo) no sin dificultades, puesto que la señalización es mínima, en un punto tuvo que salir una señora a indicarme el Camino pues un error en el descenso con esta meteorología puede resultar fatal.

Sigo, esperando que la bajada me dé un respiro, pero después de un ligero descenso la carretera pica hacia arriba, varios repechos hacen que me retuerce encima de la bicicleta, ahí delante veo una rampa algo más exigente, el alto de San Roque (1318m), -la moral va decayendo-, sin duda, empiezo a pensar que esto es una locura, que, -¿qué hago metido en esto?-, me pregunto, los dedos comienza a entumecerse por la humedad, la idea del descenso me empuja a continuar, físicamente voy tocado y las condiciones ambientales son lamentables, empieza un pequeño descenso que aprovecho para coger aire y comer, pero es que para mí sorpresa, ahí delante aparece otra rampa, -¡santo dios!-, me digo, esto ya no me lo esperaba, se trata de alto del Poio (1340m), calculo que unos 150m de desnivel, subo como puedo, alcanzo la cima y una fuerte racha de aire y granizo me obligan a agarrarme a la bicicleta con todas mis fuerzas, -¿que hago aquí?-, pienso, empiezo a plantearme olvidar el descenso y parar en el próximo hostal o lo que sea, el tiempo ha empeorado y no se ve un alma por esta zona, en este momento, me asaltan todas las dudas posibles, ¿será éste el camino?, ¿iré bien?, ¿pero, qué estoy haciendo aquí?, etc.

Encorvado en la bicicleta, protegiéndome del granizo y del aire, veo en el suelo pintado una señal de un albergue,-éste no lo paso-, estoy al límite, venga 3km más y a por la ducha, y así es, entro en el pueblo de Fonfría (1280m) y busco el albergue, una vez en él lo primero es ganar temperatura, hablo con la hospitalera y para dentro. De Tadeo, no sé nada, -espero que haya parado en O cebreiro-, me digo, vaya día, mañana nos encontraremos en el Camino, ahora toca una buena ducha caliente que me devuelva a la vida. Esperando a la cena, oigo que alguien dice que,- ¡va a empeorar el tiempo!-, -pero, ¿es posible?-, me digo, dicen que para mañana dan nieve a 1600m, -bueno, no creo que nos pille-. El albergue tiene de todo y está realmente bien, la hospitalera se llama Lourdes y tiene dos ayudantes una chica brasileña y otra de Barcelona.

Antes de cenar, miro el cuenta y éste me dice: 5 horas 34 minutos de pedaleo y 67,49 kilómetros recorridos, - ¡menudo día!-, me digo; lluvia, viento, granizo, montañas que suben y nunca bajan, realmente duro, -espero que mañana mejore-.

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